jueves, 13 de marzo de 2014

Sean Parker es un joven animado



Sean Parker pensaba y consideraba, ¿Serian los dias que vendrian aquellos que definirian el resto de su vida? Sentado desde una cafeteria en medio de un pueblito que no conocia, dejaba que el calor del café le invadiera la cara. No sabía cuanta razon tenia.

Sintio como si salir de aquel antiguo café fuera viajar en el tiempo. Un perro todavia muy cachorro lo miro alegre y eso lo lleno de animos. Puntual como siempre, el y su pesada valija finalmente llegaron a la estacion y tomaron el tren despreocupados.

Era un joven muy prometedor de 19 años, lleno de juventud y fuerza. El campo pasando a toda velocidad lo llenaba de dudas sobre el viaje, vivir fuera de su casa por primera vez, sobre quien era y que estaba destinado a hacer, y sin embargo, la belleza del paisaje termino por atraparlo y volverlo a su buen humor habitual. Viviria con un chico llamado Brendan a quien apenas conocia, y no podia evitar estar emocionado. Su nerviosismo se debia a muchas cosas, y una de ellas es que habia decidido ser sincero con sus sentimientos de una vez por todas. Sus sentimientos hacia todas las cosas.

La ciudad era como un enorme engranaje que se movia sin parar, reproduciendo la inimitable melodia de la rutina y la industrializacion. El tren ingreso a ella a toda velocidad, un mundo completamente diferente del cual provenian y del cual formaba parte, y Sean estaba ansioso por incorporarse.

La magica isla metalica lo trato con cariño desde el inicio. No tuvo problema en encontrar a Brendan entre las complicadas y revoltosas calles de concreto, la ciudad y sus habitantes se movian a un ritmo apurado y unico, una cancion en una frecuencia que solo ellos podian escuchar, y esto maravillaba a Sean, quien veia la belleza en las pequeñas cosas que comformaban el dia a dia.

El y Brendan se llevaron bien muy rapido, y poco a poco la increible ciudad andante se volvio mas y mas real a medida que Sean se volvia un habitante verdadero. Un dia como cualquier otro, el cuadro viviente dejo de existir, y esa sorpresa fue reemplazada por otras nuevas que vinieron con crecer y conocerse a uno mismo. Junto a Brendan pudo experimentar otro cuerpo junto al suyo por primera vez. El calor que otra persona le brindaba y el contacto de las manos de otro se volvieron las imágenes mas importantes para el imaginario del joven perro. Esa etapa magica nunca logro volverse más que eso, y los estudios llegaron con fuerza a su vida, casi como un simbolo de tiempos más serios y adultos. 

Surgio un nuevo grupo de amigos. Amistades que ninguna de las partes hubiera esperado nunca, pero que parecia que habian estado ahí desde siempre. En los grupos de estudio, conocio un chico divertido, con el que le gustaba pasar el rato, y ambos decidieron que querrian seguir viendose. Aquel sentimiento que Sean buscaba desde hace mucho tiempo, aquello que perseguia cuando se encontraba solo por las noches, aparecia en él al estar con Danny. Sentir que el otro lo habia acompañado la vida entera, y que lo seguiria haciendo. Sentir que el universo y la vida empiezan y terminan con el cuerpo de tu compañero. Que nunca estaras solo. Y las cosas parecieron, por una vez, mucho más simples.

Aquello que penso con el café golpeandole la cara, viendo el pequeño cachorro en el moderno mundo que asomaba por fuera de la cafeteria, estaba hablando de este momento, y esta persona. Nunca en su vida habia tenido algo tan claro. Y los dias que pasaron juntos fueron los más preciados de esa epoca. Con los examenes finales, vino el cambio de humor, y de formas que ninguno de los dos supo entender muy bien, su convivencia se habia vuelto imposible. Danny y Sean tomaron caminos separados. Sean decidio que no queria saber nada mas de el, que de esa forma el dolor no se perpetraria. Pero no podia estar más equivocado. Sus sueños se volvieron manchas de tristeza y nostalgia con el rostro de esa persona que se habia dicho no querer volver a ver. Brendan lo consolo por un tiempo, pero finalmente llego el final de las clases y todos los amigos tomaron caminos separados.

Justo como lo habia hecho años antes, Sean subio al tren y se sento a observar el paisaje. La ciudad volvio a transformarse en una pintura viviente y sus engranajes y tuercas volvieron a tener una magia unica. Mientras la veia alejarse en la distancia, el hombre que alguna vez fue un niño confundido y lleno de ambiciones entendio que era alli a donde pertenecia, y juro a las nubes de la tarde que regresaria lo mas pronto posible.

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